miércoles, 28 de julio de 2010

VIVIR EN UNA CASA DE MADERA

Casas de Madera y Cambio Climático (2 de enero de 2008)
El 11 de diciembre de 1997, el gobierno español se adhirió al Protocolo de Kyoto comprometiéndose a reducir un 8% las emisiones de gases con efecto invernadero con relación a las mediciones del año 1990, en el período comprendido entre el año 2008 y el 2012.

Estos gases son el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6),

Los procesos productivos de las empresas son los causantes de la mayor parte de las emisiones, pero la iniciativa empresarial también produce las mayores iniciativas para reducirlas. El número de empresas, sobre todo europeas, que se han adherido al compromiso crece exponencialmente.

El doble objetivo de reducir la dependencia y consumo de combustibles fósiles y la emisión de gases a la atmósfera, en el ámbito de las empresas de construcción, tiene cuatro pilares para ahorrar energía:

1.- Al obtener los materiales de construcción,

2.- Al construir,

3.- Al aislar bien la construcción,

4.- Al usar energías alternativas.

Materiales de construcción

La madera es el material que menos energía consume para su obtención. La lluvia y el sol son los artífices del crecimiento de los árboles. Es el único material de construcción aislante y resistente a la vez. Construir con madera suma a sus ventajas de confort y aislamiento, la de ser el material que mas energía ahorra en el conjunto de procesos: obtención, transporte, elaboración y puesta en obra.

Además de su capacidad como aislante térmico, acústico y eléctrico, el uso de la madera en una estructura reduce entre 8 y 13 veces la energía necesaria en comparación con una equivalente de acero o de hormigón armado. También, su gran capacidad para absorber cargas de impacto y sus uniones dúctiles la hacen idónea para construir en zonas sísmicas y sobre suelo expansivo o inestable.

Al ser fuente de riqueza, los países productores aumentan la superficie arbolada en una proporción aproximada de 10 a 7, es decir, se plantan 10 árboles por cada 7 talados, El bosque con árboles jóvenes es un sumidero de gases con efecto invernadero. Un árbol joven absorbe 1,47 kg de dióxido de carbono (CO2) por cada kg de su propio peso, convirtiéndolo en oxigeno. El CO2 representa el 50% del total de los gases responsables del efecto invernadero.

Los revestimientos y aislantes protectores aplicados en la fábrica darán a la madera la durabilidad requerida.


Ahorro de energía al construir

Visitando cualquier taller o fábrica de viviendas se puede comprobar que construir así es más fácil y económico. Lo difícil es construir el taller mismo y después aplicar las técnicas constructivas a un proceso industrial. Una vez conseguido observamos:

1º el doble control de calidad al final de cada tarea, por el operario y por el controlador, hace eficiente el proceso disminuyendo los partes de reparación,

2º Al ser tareas repetidas, los partes de no conformidad se pueden procesar para evitar nuevos errores,

3º Las condiciones meteorológicas adversas no influyen en la producción,

4º Las condiciones de trabajo para oficiales de edad, aprendices y minusválidos son las mejores.

5º Estas mejores condiciones de trabajo y la contratación sin destajos reducen drásticamente los accidentes laborales,

6º El aprovechamiento del transporte y del material es óptimo. A una fábrica llegan camiones completos y hay muy poco material sobrante. Los contenedores específicos permiten el reciclaje del poco escombro que se genera.

Dejando al margen la mejor calidad de un producto industrial, el sufrimiento y riesgo de los trabajadores de la construcción, el aprovechamiento de sectores laborales marginados y de los recursos materiales, hemos estimado:

• Eficiencia.- la relación aproximada es de 9 horas de un operario de fábrica por 30 horas de un operario en una obra tradicional, por metro cuadrado de vivienda unifamiliar.

• Energía, la construcción industrial consume aproximadamente 6 veces menos energía que la convencional para una misma unidad de obra.

Ahorro de energía al aislar bien

La conductividad es una cualidad de los materiales de construcción que suele ir unida a la densidad, compacidad y resistencia. El ladrillo, el hormigón y el acero son los materiales que casi siempre conforman el cerramiento de una vivienda. Pero su conductividad térmica es, respectivamente, 12, 15 y 400 veces mayor que la de la madera. La madera es el UNICO material que es resistente y aislante a la vez.

El Código Técnico de la Edificación en su Documento Básico HE y en su Exigencia Básica HE1 obliga a que los edificios tengan una envolvente que limite adecuadamente la demanda energética. Esta envolvente está definida por el coeficiente global de transmisión térmica de un edificio en función de la conductividad de los materiales del cerramiento, suelo, cubierta, volumen y forma del edificio. También recoge la obligación de evitar los puentes térmicos en las uniones de la fachada con el suelo y con la cubierta. En la construcción tradicional, el frío del exterior traspasa la fachada y entra hasta el interior gracias a la conductividad de las viguetas de hormigón armado. Tan solo el gasto en calefacción evita que este frío atraviese todo el edificio. La condensación sobre el rodapié en los cerramientos que dan al norte demuestra que el frío ya ha traspasado el muro y la cámara. El aislante de la cámara no evita este puente térmico porque empieza justo encima del forjado del suelo y termina justo debajo del forjado de techo.

La humedad relativa del aire puede mantenerse en un nivel en función de la temperatura. A más temperatura, mayor humedad relativa es posible. Cuando la temperatura baja, el aire se desprende el exceso de humedad, produciendo condensación. Esta condensación se manifiesta en las zonas más frías. Es, por tanto, el mejor detector de puentes térmicos.

La mayoría de las viviendas tienen carpintería exterior de aluminio. Este material es uno de los más conductivos (1.700 veces más que la madera). Por lo tanto, suelen tener condensaciones en la cara interior de la ventana. Además se usa con profusión la ventana corredera (menos hermética) y el vidrio aislante de cámara mínima (6 mm).

Los puentes térmicos y el mal diseño de la carpintería exterior son las dos deficiencias principales de la envolvente.

Los arquitectos que no tengan en cuenta este derroche de energía, están trasladando a su cliente el gasto, y a la sociedad el más grave problema ecológico que tenemos actualmente.

Ahorro al usar energías alternativas

La demanda energética de una vivienda con aislamiento medio y en un clima continental es aproximadamente: 90 vatios/m2 para calefacción, 60 vatios/m2 para frío y 15 vatios/persona/hora, para agua caliente. La proporción media de demanda energética anual de estos tres conceptos sería 10 : 5 : 1

Al pensar en energías alternativas casi siempre recordamos la solar, en sus dos formas: térmica y fotovoltaica y la eólica para producción eléctrica. Hay muchas otras formas de obtener energía: biomasa, mareas, hidrogeno, combinadas, etc. Pero las más usuales son la solar y la eólica.

Salvando lo rentable que pueda ser la producción eléctrica por estos medios (la legislación permite su incorporación a la red a un precio casi 6 veces superior al de la tarifa), a la vivienda solo le sirve la solar térmica. Pero ésta solo resuelve la décima parte de la demanda y aún así necesita apoyo eléctrico convencional. Cuando más falta hace la energía es en invierno y en invierno la radiación solar es escasa y de corta duración.

Las pruebas hechas en viviendas de madera en exposición han demostrado que los ahorros en el gasto de energía para resolver la calefacción son los más beneficiosos para ahorrar energía. La energía ahorrada por intercambio geotérmico, por ejemplo, es la más eficiente y constante. La temperatura bajo la tierra siempre está entre 15 y 19 ºC. Llevar esta temperatura a una bomba de calor especifica, que produzca el salto térmico medio de 3ºC y convertirla en 20ºC es, por razonamiento lógico, la forma más barata de climatizar una vivienda. Si añadimos que calentar el agua sanitaria en el proceso de la bomba de calor es casi gratis, tenemos resuelto, con un consumo unas 4,5 veces inferior al convencional, la demanda energética de nuestra vivienda. Dando un paso más, es fácil obtener el intercambio geotérmico a partir de un aljibe enterrado que recoja el agua de lluvia. Este agua se puede usar las cisternas de los inodoros o para riego.

Conclusión

Recordando los cuatro pilares del ahorro, tenemos que el primero (el uso de la madera como material de construcción) y el segundo (el proceso de construcción industrial) producen un beneficio social; el ahorro es para la colectividad. Y el tercero (el buen aislamiento) y el cuarto (el uso de energías alternativas) producen un ahorro directo e individual. Pero la aplicación de uno solo de ellos sería suficiente para cumplir con el compromiso adquirido en Kyoto.

Los miembros de la Asociación de Fabricantes y Constructores de Casas de Madera hacemos las viviendas basándonos en estos dos, tres o cuatro pilares del ahorro de energía. Afortunadamente, el creciente conocimiento y reconocimiento de las casas de madera esta colaborando a conseguir el doble sueño de contaminar menos y gastar menos divisas al comprar petróleo.

También sabemos que este sueño debe hacerse realidad a un coste que compense. Cuando la amortización del ahorro pasa de 4 años, es muy difícil animar al gasto. Lo sostenible empieza por nuestro propio presupuesto. Desde el principio, en la AFCCM estamos innovando para obtener viviendas en el máximo del ahorro energético, a un coste asumible.